Londres (II)
Siempre que lo mandan a Londres se queda en el mismo hotel. Es un hotel de cuatro estrellas, al lado del Regent's Park. Forma parte de una cadena de hoteles de una conocida familia mallorquina.
Esta vez le habían dado un apartamento en lugar de una habitación. Un apartamento es lo mismo que una habitación excepto que en la recepción siempre hay problemas. No saben quién eres, el apartamento suele estar alquilado a nombre de otra persona de tu empresa, etc. En la recepción lo mandaron a otra recepción lejos de la entrada principal del hotel. Pensaba que lo iban a mandar a algún rincón oscuro donde los que no se podían permitir una habitación se quedaban fuera de vista de los que sí se la podían permitir. Su sorpresa fue mayúscula al constatar que entró en una zona aún más lujosa que nunca había pisado antes. Evidentemente, no lo conocían en la otra recepción y tampoco encontraron su nombre en la lista. Como el problema no se solucionó en cinco minutos, le ofrecieron esperar en el Royal Service Lounge. ¿Cómo? Si quería esperar en el Royal Service Lounge. Lo llamarían cuando se solucionara el problema. Entró con el equipaje y todo. Vio que todo el mundo estaba bebiendo y comiendo. Primera decisión difícil: si lo mandan aquí no lo pueden obligar a consumir. Además, no quiere pagar cinco libras por una agüita. Se sentó en una mesa libre. Se acercó la camarera. Él dijo: "I'm fine, thanks." Se acercó otra camarera. Si realmente no quería tomar nada. Su mirada dijo: "¡Es todo gratuito, puedes tomar lo que quieras!" Pidió un agua con gas con limón y sin hielo. Claro, por eso lo llaman lounge, porque no pagas nada, como en los aeropuertos (aunque nunca había estado en un lounge de un aeropuerto). Pero no consiguió quitarse la duda de la cabeza.
No había notícias del apartamento. Estaba a punto de acabar el agua. ¿Pediría otra agua? ¿Una cerveza? ¿Un whisky? No lo sabía. De repente apareció la recepcionista al lado de su mesa. Dejó lo que quedaba del agua en la mesa, se levantó y salió con ella del Royal Service Lounge.
Esta vez le habían dado un apartamento en lugar de una habitación. Un apartamento es lo mismo que una habitación excepto que en la recepción siempre hay problemas. No saben quién eres, el apartamento suele estar alquilado a nombre de otra persona de tu empresa, etc. En la recepción lo mandaron a otra recepción lejos de la entrada principal del hotel. Pensaba que lo iban a mandar a algún rincón oscuro donde los que no se podían permitir una habitación se quedaban fuera de vista de los que sí se la podían permitir. Su sorpresa fue mayúscula al constatar que entró en una zona aún más lujosa que nunca había pisado antes. Evidentemente, no lo conocían en la otra recepción y tampoco encontraron su nombre en la lista. Como el problema no se solucionó en cinco minutos, le ofrecieron esperar en el Royal Service Lounge. ¿Cómo? Si quería esperar en el Royal Service Lounge. Lo llamarían cuando se solucionara el problema. Entró con el equipaje y todo. Vio que todo el mundo estaba bebiendo y comiendo. Primera decisión difícil: si lo mandan aquí no lo pueden obligar a consumir. Además, no quiere pagar cinco libras por una agüita. Se sentó en una mesa libre. Se acercó la camarera. Él dijo: "I'm fine, thanks." Se acercó otra camarera. Si realmente no quería tomar nada. Su mirada dijo: "¡Es todo gratuito, puedes tomar lo que quieras!" Pidió un agua con gas con limón y sin hielo. Claro, por eso lo llaman lounge, porque no pagas nada, como en los aeropuertos (aunque nunca había estado en un lounge de un aeropuerto). Pero no consiguió quitarse la duda de la cabeza.
No había notícias del apartamento. Estaba a punto de acabar el agua. ¿Pediría otra agua? ¿Una cerveza? ¿Un whisky? No lo sabía. De repente apareció la recepcionista al lado de su mesa. Dejó lo que quedaba del agua en la mesa, se levantó y salió con ella del Royal Service Lounge.